EL RECREO: ATENCION AMIGOS Y ESOTERISTAS .. - EL RECREO

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ATENCION AMIGOS Y ESOTERISTAS ..

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Posted 05 July 2010 - 12:10 PM

<H2 align=center>ADVERTENCIA A LOS ESOTERISTAS</H2>

Por más que hoy día sea grande el número de movimientos religiosos tanto

heterodoxos como ortodoxos, son muy pocas las organizaciones de esa naturaleza que

inspiran a sus feligreses a servir a sus semejantes, dándoles orientaciones a la vez prácticas

y espirituales. Uno a uno, los diversos cultos están siendo absorbidos por el materialismo y

el espíritu comercial del mundo en el cual por necesidad fueron establecidos. No debe

extrañarnos esto, puesto que muy difícilmente podríamos separar nuestra religión de

nuestra vida cotidiana. Podremos darle múltiples nombres, pero ello no obstará para que la

religión siga reflejando las creencias y el carácter moral de quienes configuran su

organización.

Las formas modernas de vida no son saludables, las organizaciones erigidas por

gente insana no pueden ser normales. El comercialismo ha atacado todas las esferas de la

sociedad, se ha infiltrado en todos los aspectos de la vida. El género humano de nuestra

actualidad se ha enloquecido con la sed del dinero. Está enfermo de “ventajas personales”.

No hará nada por servir al prójimo; en cambio hará todo lo posible para que su mediocridad

se transforme de la noche a la mañana en un poder comercial. El esfuerzo identificado con

la falta de ética de la competencia es la responsable absoluta de estas condiciones de vida.

La concusión ha eclosionado en todas las manifestaciones de la vida. No hay institución

que no esté tocada, en cierta forma más o menos atenuada, de deshonestidad moral, y dado

que no hay forma de vida que no esté comercializada y pervertida, tampoco podremos

esperar que la religión haya escapado a esto.

La historia no registra prostitución mayor que la que hoy día se enmascara bajo el

nombre de “psicología” y “nuevo pensamiento”. El arte de atontar al público ha

evolucionado desde la bufonada innoble de la Edad Media hasta el pulcro fariseísmo del

siglo veinte. Del mismo modo en que las gaviotas siguen al barco, esta verdadera maldición

de los tiempos contemporáneos ha seguido la cresta de la ola de autosuficiencia y

perversión moral que produjo nuestra era comercial.

Bien entendidas, esto es, aplicadas al servicio de la humanidad, la psicología, la

metafísica y el “nuevo pensamiento” resultan muy recomendables; más aún, sus verdades

constituyen necesidades candentes para la humanidad ignorante de nuestros días. Pero,

¿qué es lo que ha ocurrido? Esos nombres han sido utilizados para concitar toda clase de

infamias, en lo mental, lo moral, lo espiritual y lo físico, a tal grado que hoy día sólo

conocemos la prostitución y la comercializació n de las verdades por las cuales estas

ciencias fueron creadas. Sus resultados se basan en la premisa de que la gente con quien

trabajan, es demasiado ignorante para cobrar conciencia de la injuria que se está

cometiendo con ella.

No debe creerse que estamos atacando los principios que fundamentan esos cultos y

filosofías, como así tampoco la verdad que tales cultos y filosofías representan. Ni

atacamos a la gente sincera que trata de ayudar a otros a formar y desarrollar el carácter.

Sólo atacamos a la perversión de la verdad y a las personas que, ocultando sus crímenes

bajo el manto de la sabiduría, desvían deliberada y conscientemente al público buscando

solamente el engrandecimiento y enriquecimiento propio.

En el capítulo 14, versí**** 30 del Evangelio de San Juan, dice Jesús: “Ya no

hablaré mucho con vosotros: porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada de

mi.” La Antigua Sabiduría no es de este mundo, pertenece a una esfera totalmente distinta.

No le interesa a ella mejorar la condición material del individuo desde el punto de vista de

ubicar a éste en posiciones ejecutivas o de rodearlo de opulencia. La Antigua Sabiduría

trata de formar el carácter del ser humano, sabiendo que si se lo lleva a hallarse y a

dominarse a si mismo, se habrá logrado mucho más que si se lo convierte en líder o rector

de multitudes.

La Verdad expresa la síntesis de la Sabiduría Divina. La Verdad es la eterna

realidad de las cosas. La psicología y la metafísica, tal como se enseñan en nuestros días,

no son verdaderas, y las cosas enseñadas bajo la denominación de “verdad” no son nada

mejores que aquellos que las enseñan. Un hecho intelectual no es necesariamente una

verdad, y su mala aplicación constituye siempre una falsedad.

Cuando el individuo trata de ganar eficiencia burocrática a expensas de otros;

cuando asiste a una escuela nocturna con el fin de aprender a ser un ratero moral, cobra el

privilegio de actuar “a su manera”, en la medida en que esté dispuesto a aceptar las

consecuencias del karma. Recordemos que cuando Lucifer decidió rebelarse contra Dios, la

deidad le permitió hacerlo. Es desmoralizador para una comunidad el que la gente crea que

Dios da o autoriza a que se dé clases de astucia comercial, de “ventajerismo”, de impedir

juicios hipotecarios, o que Él recomienda meditar en silencio con el fin de eliminar

cónyuges indeseables. La psicología moderna ha hecho aparecer deshonesto a Dios, tan

deshonesto como las personas que promulgan estas doctrinas. Todo esto obra con efecto

destructivo sobre la vida y la salud del género humano. Veamos algunos puntos en que la

Sabiduría Antigua era firme y la religión moderna es endeble. Los tomaremos del mundo

que nos rodea, del mundo cotidiano, sin necesidad de entrar en abstracciones.

1.- En todo lo que se refiera a la adquisición de conocimientos, la Sabiduría Antigua

dice: “Primeramente, purifica tu propia vida.” Esto quiere decir exactamente lo que dice.

Hasta que el egoísmo no haya sido desterrado del alma del estudiante, éste no podrá tener

ninguna aspiración de conocimiento que le sirva para propósito alguno más alto que el del

estímulo mental. Los cultos psicológicos del mundo moderno pasan esto enteramente por

alto y omiten subrayar las virtudes esenciales de la naturaleza humana; en cambio, ponen

énfasis en los deseos, en los apetitos de cosas que no pueden ser alcanzadas por medios

normales. En un tiempo los hombres morían por la Verdad; ahora la Verdad muere en

manos de los hombres.

2.- Los apóstoles que murieron por su fe, los cristianos que cantaban en la arena

mientras se soltaba sobre ellos a los leones hambrientos, o se los colgaba de estacas para

que, convertidos en antorchas vivientes, iluminasen los jardines del palacio de Nerón, era

gente que dio demostraciones vivas de sinceridad, humildad, honestidad y devoción a los

primeros seguidores de Cristo. El propio Maestro fue guiado a la montaña por los

demonios, y tentado por la visión de las fastuosas ciudades tendidas en los valles. Los

antiguos iniciados fueron tentados por las cosas de este mundo. Buddha, junto a la cuna de

su pequeño hijo renunció a las riquezas de la vida mundana y se decidió por la vida

peregrina del asceta. La gran necesidad de misericordia inundó su alma, y lo sacrificó todo

a su amor grande y desinteresado. Las voces mundanas tientan de continuo a los

estudiantes; sólo los que son fuertes alcanzarán la sabiduría que buscan. El verdadero

ocultista no aspira más que a la sabiduría. Cuando Salomón levantó sus manos a su Dios,

Jehová habló desde los cielos para preguntarle qué quería, y Salomón respondió pidiéndole

el don de la sabiduría. Jehová le preguntó si no deseaba alguna otra cosa; Salomón

respondió: “No; solo quiero sabiduría”. Y Dios dijo a Salomón que por haber pedido

únicamente la sabiduría, le daría además todas las otras cosas, y que a partir de ese día y

hasta el fin del mundo, no habría rey más rico, más grande ni más lleno de bendiciones que

él. Estos son puntos dignos de ser considerados a la luz de la psicología moderna.

No bien escuchamos las palabras de los exponentes modernos de las cosas divinas,

echamos de ver que logran convertir a la gente al ofrecer al ignorante precisamente las

mismas cosas que los maestros antiguos rechazaron como tentaciones del demonio. Los

líderes de los nuevos cultos prometen repetidamente a sus discípulos las “ciudades de los

valles”. Y los crédulos seguidores de tales “maestros modernos” se atropellan unos a otros

para caer a sus pies y aprender cómo, a través de la “personalidad magnética” o la

“gimnasia mental” se puede adquirir las posesiones terrenales que los “maestros modernos”

les han prometido. El crimen no está en desear las cosas de este mundo, pues hasta cierto

punto, esas cosas son necesarias y buenas. El hombre no estaría ubicado en su esfera si no

esperase lograr algún provecho de su estudio y su experiencia. El crimen, el mal, está en

simular que estas doctrinas pervertidas obedecen a una inspiración espiritual y el asumir

que el deseo principal de Dios es hacer que la gente alcance la independencia económica.

3.- Compare el lector a los iniciados de otros tiempos, luchando para convertir a

gente que no podía entenderlos, combatiendo la idolatría y la superstición, tratando de

modelar un concepto más verdadero, más noble de la vida, peregrinando días y días por las

ardientes arenas, como Moisés en el desierto, compare el lector a esas verdaderas mentes

rectoras con las vanidosas mentes “rectoras” de nuestros días, y pregúntese luego a quién

de ellos podría seguir. El género humano jamás ha deseado lo que le hace el mayor bien,

pero, al igual que una criatura, tiende los brazos y llora pidiendo la luna. Hoy el género

humano ignora qué es lo bueno para él; los individuos, en lugar de tratar de desarrollar

simétricamente, armoniosamente, su constitución, han enloquecido tras un sistema de

abracadabra filosófico que promete “algo” por nada, y permuta la sabiduría divina a precios

módicos.

4.- Sin esfuerzo, no hay inspiración; nadie puede cumplir por nosotros las tareas que

a nosotros están encomendadas. La Sabiduría Antigua exigía muchos años de purificación y

de preparación antes de que sus adeptos pudiesen considerarse aptos para impartir aún la

instrucción más elemental. En cambio hay muchos ocultistas modernos que enseñan

volublemente la matemática pitagórica y la numerología, y si uno asistiera sus “clases”

todos los días por espacio de una semana, quedaría pasmado, por cierto en grado extremo,

de lo poco que estos saben. Los ocultistas modernos se extrañan que la mayoría de las

claves de los misterios pitagóricos se hayan perdido para el mundo. La respuesta es simple.

Jamás Pitágoras instruyó a ningún discípulo suyo en ninguno de sus conceptos filosóficos,

antes de que tales discípulos hubiesen pasado por cinco años de la más estricta disciplina:

entre otras cosas, una de las prescripciones de tal disciplina era la de que, durante los cinco

años, no debían pronunciar una sola palabra, de manera de que luego supiesen sujetar la

lengua. Realmente, tendríamos mucho menos trabajo si nuestros psicólogos actuales

dejasen de hablar durante cinco años dado que la mayoría de ellos no predica con más

fundamento que el de la elocuencia que le da un estudio de dos semanas adquirido de

alguien no mejor informado que ellos mismos.

5.- Hay otra clase de gente que discute el problema del infinito con la soltura más

increíble, cuando todavía no ha llegado a ponerse de acuerdo con lo finito. Una de las

reglas más interesantes de la Sabiduría Antigua es la de que ninguno de los iniciados debe

discutir el Absoluto. Explican la hipótesis de la Causa Primera, pero establecen al fin que

ningún ser humano, incluidos ellos mismos, conoce lo suficiente como para emitir una

opinión o una definición inteligente al respecto; y ningún hombre sabio pretende discutir

sobre lo que no conoce.

Cuando preguntaron a Buddha acerca de lo Absoluto, rehusó discutir el tema. El

mismo silencio observó con respecto a los dioses, pues sentía que estaban por encima del

plano de la inteligencia humana. Se le consideró, por consecuencia, ateo o, al menos,

panteísta, cuando en realidad fue su respeto y reverencia a la deidad lo que lo llevó, en su

sublime sabiduría, a dejar de pronunciar palabras cuya insuficiencia no haría más que

profanar las cosas sagradas. Cuando los discípulos de Sócrates interrogaron a su maestro

acerca de lo absoluto, éste rehusó discutir el tema, diciendo que ello sobrepasaba su saber,

amen de que no tenía finalidad práctica en la vida cotidiana. Pero siempre habrá tontos que

se zambullen donde los ángeles no se atreven a entrar. Mientras las inteligencias más

grandes que produjo la humanidad no se atrevían a profanar con palabras lo que

consideraban demasiado sagrado para ser abarcado por palabras, más de una persona sin

información, ni idoneidad, ni nada mejor, trata de impresionar a los ignorantes con la

discusión voluble de cosas que no conoce.

6.- Sólo hay una serie de verdaderos ejercicios en el mundo: los llamados ejercicios

esotéricos. Todas las naciones los han adoptado, agregando alguna modificación necesaria

a las particularidades de raza, color y cualidades orgánicas. Los cristianos tomaron los

suyos de los judíos, los judíos de los egipcios, los egipcios de los brahmans, y, así

sucesivamente ad infinitum. Al dar Buddha una fe a la India, no hizo más que dar una

doctrina para la consideración del pueblo, pues, siendo él mismo un Brahman, siguió el

culto brahmánico de los ejercicios esotéricos. Los así llamados ejercicios esotéricos son

aquellas fórmulas dadas directamente por labios de los iniciados a sus discípulos, bajo la

promesa del secreto más absoluto, con el fin de que tales discípulos practiquen esos

ejercicios para la espiritualizació n, eterización y purificación de sus cuerpos.

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