La aviación norteamericana desarrolló un dispositivo para probar la resistencia del cristal del parabrisas de los aviones.
Consistía en un tipo de cañón que disparaba un pollo muerto al cristal del avión.
El tiro era exacto y reproducía la velocidad con que un ave puede impactar en un avión en pleno vuelo.
Si el parabrisas resistía la prueba del impacto del gallo, entonces soportaría la colisión con un pájaro en vuelo real.
El dispositivo funcionó perfectamente en todas las pruebas que se efectuaron en EE.UU.
Estudiosos, lumbreras del Gobierno de Republica Dominicana, que estaban desarrollando el tranvía, se interesaron por el cañón de los gallos pensando aplicar la idea al parabrisas del nuevo metro en Santo Domingo.
Al primer tiro, el gallo reventó el cristal frontal del tren, rompió el cuadro de instrumentos, perforó el asiento del ingeniero, hirió a dos técnicos y voló hasta el fondo del metro, estrellándose contra la pared y haciendo un agujero profundo en la parte de atras…
Los ingenieros dominicanos de la obra quedaron completamente asustados con aquel sorprendente y violento resultado.
Documentaron la escena en detalle, tomaron fotos digitales, grabaron declaraciones de testimonios oculares, elaboraron documentos técnicos y enviaron toda la información a los EEUU, preguntando qué habían hecho mal.
Los técnicos americanos estudiaron con detalle la documentación recibida y respondieron con este E-mail seco y directo:
DESCONGELEN EL GALLO
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La prueba del gallo
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